Tras la derrota de Agropecuario en la final del torneo
local, el Presidente del club, Bernardo Grobocopatel, escribió en la red social Facebook un
pensamiento suyo y de otros referentes "Si bien competimos para ganar, y
trabajo de lo que trabajo porque quiero ganar cuando compito, si no
distinguiera qué es lo realmente formativo, y qué es secundario, me estaría
equivocando".
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Bernardo Grobocopatel - Presidente de Agropecuario Argentino |
Los momentos de mi vida en los que yo he crecido tienen que
ver con los fracasos; los momentos de mi vida en los que yo he empeorado,
tienen que ver con el éxito. El éxito es deformante, relaja, engaña, nos vuelve
peor, nos ayuda a enamorarnos excesivamente de nosotros mismos; el fracaso es
todo lo contrario, es formativo, nos vuelve sólidos, nos acerca a las
convicciones, nos vuelve coherentes. Si bien competimos para ganar, y trabajo
de lo que trabajo por que quiero ganar cuando compito, si no distinguiera qué
es lo realmente formativo, y qué es secundario, me estaría equivocando.
Estoy absolutamente convencido de que la fama y el dinero
son valores intrascendentes. Pasa que claro, nos las describen con un peso tan
significativo, que pareciera imposible resistirse a valorarlos. Creo que el
espíritu amateur, el amor hacia la tarea, es el único que vuelve satisfactorio
el transito por el trabajo. Cuando observo de qué manera son descriptos hacia
el público las celebridades, los ídolos, lamento muchísimo que se jerarquicen
ese tipo de cosas, que se describan millonarios, que se lo describan famosos,
que se lo describan extraídos de la realidad social, fuera de la gente común.
Sí estoy convencido de una cosa: fui feliz cuando disfrute
del amateurismo, fui feliz cuando crecí enamorado de mi trabajo, yo tengo un
amor profundo por el fútbol, por el juego, por la esquina, por el baldío, por
el picado, por la pelota. Y desprecio todo lo añadido, todo lo que fueron
agregando para convertirlo extrañamente en deseado.
Quiero insistir con que mucho mejor es ser prestigioso que
popular, que mucho más importante es el recorrido con que uno llega a un lugar,
que el éxito o no, que se obtenga en la búsqueda. Que los hechos son mucho más
significativos que las palabras, que demostrar es más importante que hablar. Nunca
me deje tentar con los elogios. Los elogios en el fútbol son de una hipocresía
absoluta. El fútbol está concebido así, tiene que haber una gran alegría o una
gran tristeza. Derrota o victoria, sangre o aplauso son valores muy caros al
ser humano. Entonces, en el fracaso sufro mucho la injusticia del trato, no lo
logré nunca dominar eso. Siempre sufro mucho cuando perdemos y cuando soy
maltratado, pero sí logré no creerme la duración del éxito. Como no se revisa
por qué ganaste, da lo mismo que te adulen por haber ganado, no porque
mereciste ganar, por el recurso por el que ganaste, entonces tuve claro siempre
que esa franela, porque ése es el termino, es impostora.
No permitan que el fracaso les deteriore la autoestima.
Cuando se gana, el mensaje de admiración es tan confuso, te estimula tanto el
amor hacia uno mismo y eso deforma tanto. Y cuando se pierde sucede todo lo
contrario, hay una tendencia morbosa a desprestigiarte, a ofenderte, sólo por
que perdiste.
En cualquier tarea se puede ganar o perder, lo importante es
la nobleza de los recursos utilizados, eso sí es importante; lo importante es
el tránsito, la dignidad con que recorrí el camino en la búsqueda del objetivo.
Lo otro es cuento para vendernos una realidad que no es tal.